Análisis económico del Gobierno Unidad Popular
- El ciclo conmemorativo del gobierno de Salvador Allende, incluyó un segundo conversatorio el sábado 22 de agosto, en el cual se realizó un análisis económico de la Unidad Popular efectuado por el ex Ministro, economista, académico, investigador y político DC, Jorge Rodríguez Grossi y por el Ex Decano y ex Rector de la Universidad de Chile, Profesor Titular de la Universidad de Chile, el economista, Luis Riveros Cornejo. El encuentro, organizado por el Centro de estudios Democracia y Progreso en conjunto con Progresismo con Progreso fue transmitido por El Dínamo y fue moderado por la integrante de progresismo con Progreso, Gabriela Riutort.
El primer expositor fue el ex Rector de la Universidad de Chile, Luis Riveros quien inició con una descripción del contexto que impulsó las ideas económicas de la década de los ´60 y de los lineamientos de esta “idea de socialismo a la chilena” de los ´70 – como planteó – y que, se observaba en el Plan de la economía nacional de 1960-1970, la cual, extraída de una publicación de Odeplan de 1971, hablaba de una sociedad y la economía chilena que había evolucionado en el marco periférico y satélite de los centros de dominación capitalistas y mantenido una gran desigualdad de oportunidades para los diversos grupos sociales.
Es decir, el orador explica que existió un diagnóstico y una interpretación ideológica de lo sucedido de los ´70 hacia atrás y donde el fundamento de la política económica de la Unidad Popular tiene que ver principalmente con esa visión, de mirar una incapacidad de los gobiernos anteriores, en los que se incluyen los del Frente Popular, el Gobierno de Jorge Alessandri Rodríguez y el reformista de Eduardo Frei Montalva, de no poder concretar cuestiones fundamentales para consolidar cambios profundos en la economía y sociedad. “Primero estaba la idea de que el Frente popular no fue capaz de profundizar los cambios en la estructura del poder económico y la protección. Don Pedro Aguirre Cerda nunca habría pensado en esto, el de destruir las bases del poder económico. No era el lenguaje de la época. El programa del Frente Popular fue un programa para poder recuperar la economía chilena después de los desequilibrios políticos que se produjeron a partir del año 25 y después de la tremenda crisis financiera que empezó a surgir el año 30, pero nunca estuvo en el propósito del Frente popular esto de tener una visión ideológica. Por lo demás todavía no había un modelo socialista mundialmente bien declarado y bien aceptado. Por lo tanto, estaba fuera del marco. Pero este es un elemento que se incluyó dentro del diagnóstico de la economía y de la sociedad chilena. Esa es una manera de mirar 40 años más tarde lo que se hizo y que en mi opinión tenía mucho que ver con la coyuntura económica. Ahí hay un ingrediente ideológico muy importante”, planteó.
Agregó que probablemente el diagnóstico realizado estuvo basado en los datos que ellos observaban como problemas y cuyas cifras lo respaldaban como era una caída del poder de compra, alto desempleo y sin cambios en la participación del trabajo en el ingreso nacional.
El profesor Riveros también hizo alusión a los factores negativos de este desarrollo de los años ´60, los cuales tuvieron alto grado de dependencia del mundo capitalista. “Como son la alta concentración de la propiedad especialmente la agrícola y el estancamiento de los sectores productivos. Ellos acusan que la reforma agraria solo alcanzo un 15% de la superficie agrícola en 1970, además de un desarrollo inarmónico de la infraestructura y servicios sociales deficitarios. Se suma un carácter paternalista del Gobierno de Frei, el cual no impulsó cambios radicales y profundos en el sistema de propiedad social. Y una reforma educacional que tenía problemas, que partió el año ´68. Ellos denuncian un gran déficit de infraestructura lo que debe haber sido cierto porque fue una reforma que logró incrementar de manera muy amplia la cobertura en educación básica y ciertamente debe haber habido déficit”, explicó.
Y fue con este escenario que nace el Programa económico de la UP, el cual tiene 6 puntos fundamentales, señaló Luis Riveros: el disminuir el desempleo y aumentar la capacidad de consumo de las masas populares, lo que llevaría a aumentar la productividad laboral; incrementar el grado de intervención y control del Estado como es necesario para constituir un sólido sistema de propiedad y gestión estatal; incrementar el proceso de expropiación agrícola; la dinámica del gasto público que debe hacerse cargo de la capacidad ociosa que mantiene el sistema capitalista y mantener el comercio exterior y la inversión extranjera bajo severo control.
En el relato, el expositor menciona que el mensaje que se leía el año ´71 era que el sistema estaba funcionando y que el diagnóstico había sido el correcto. “Hemos abordado la nacionalización, hemos dado más participación en el trabajo dentro del producto nacional, hemos hecho controles y la cosa esta funcionando. Lo que es una manera de leerlo”, indicó.
Sin embargo, agregó, el año ´73 las cosas son distintas. “No olvidemos que la Unidad Popular obtuvo la mayoría en las elecciones parlamentarias del mes de marzo, y eso se vio como un espaldarazo al gobierno, especialmente al programa económico, y por lo tanto no se leyeron con atención ni con un criterio de orden práctico analítico las señales que traían los malos indicadores como el caso de los déficit de mercado, de la inflación que ya estaba empezando a galopar y la caída de los salarios reales, lo que hacía declinar esta adhesión hacia el gobierno”.
Riveros menciona que parte de los ideólogos de la UP señalaban como responsables de los malos indicadores a otros factores por lo que las decisiones tomadas obedecieron más bien a acciones en el campo político más global. “Joan Garcés – integrante del equipo asesor presidencial del Gobierno de Salvador Allende – alude a una cuestión superior como una causa de lo que estaba sucediendo. Detrás de los indicadores estaba la crisis del Estado burgués frente a estos nuevos actores, al proletariado que se estaba incorporando tanto al mercado como a las decisiones políticas. Y por lo tanto – y esta es una idea muy fuerte de los que patrocinaron la política económica – el énfasis tenía que estar en el trasladar ingresos desde la burguesía a la inversión y no al consumo, lo que significaba un sacrificio a los trabajadores. Y nunca queda claro cuáles son los mecanismos por los cuales efectivamente la inversión se potenciará a partir de este eventual traslado de ingresos. Y desde luego estaba la idea de que el mercado negro es una acción financiada por la burguesía. Y esa es una acción que se repitió y nunca se pensó que esto era resultado natural de mercado intervenido, y por lo tanto no se tomaron decisiones en esa dirección sino más bien acciones en el campo político más global”, explicó.
Riveros señaló que se sumó a lo anterior la visión que se tenía sobre la inconveniencia de comercio exterior e inversión. “Aplicando controles cambiarios y trabas arancelarias y no arancelarias de todo tipo”.
Desde luego se acentuaron también las restricciones sobre el mercado laboral y sistema de reajustes salariales. “Desde luego fue el elemento que lo que marcó más la caída del apoyo real al gobierno de Allende, fue la caída de los salarios reales. Cayeron de forma estruendosa…por cierto que eso es muy decidor de los resultados del gobierno de la Unidad Popular en materia económica y en materia social. Yo creo que aquí hubo una equivocación muy importante”
¿Cuáles fueron los resultados? El expositor explicó que luego de la señal de estar bien en el primer tiempo, el año 72 y 73 hubo una significativa perdida del recurso internacional, una caída en la inversión y una inflación al final del mandato se estimada más o menos en un 600%. “Un resultado de este programa producto de un gasto publico financiado con emisión monetaria, con mercados controlados y además con un tremendo desajuste en materia de inversión y de comercio exterior”.
El economista hizo alusión al análisis realizado al fracaso de la UP por parte del comité central del Partido comunista en URSS. “Fue muy lapidario. Decía: ´La unidad popular no fue capaz de quebrar el estado burgués´. Esa es la lápida de un experimento que naturalmente tuvo una inspiración política que yo la entiendo, con reivindicaciones sociales, de superar los graves problemas sociales que venía arrastrando Chile desde hace muchos años, problema distributivo en particular y que seguimos arrastrando, por cierto, pero que fue enfrentado de una manera bastante incompetente e ideologizada. Y eso le hace pensar a uno que es tan importante no convertir a la economía en una especie de libro de mecánica, pero si convertirla en una ciencia que recoja un poco el sentimiento que existe en la gente para poder abordar los problemas con realismo, pero sobre todo con competencias”, destacó.
Ante la consulta cuáles serán las principales lecciones en el plano económico de la experiencia de la UP, para el Chile del futuro, Riveros apuntó a la necesidad de delinear decisiones económicas que actúen con las decisiones políticas. “Cuando se decide la expropiación sin pagar, eso es una decisión política, pero no se puede pedir a los economistas que luego se hagan cargo de las consecuencias. Creo que es muy importante delinear el mapa de decisiones económicas, que por supuesto deben actuar conjuntamente con las decisiones políticas. Es muy conveniente saber que toda decisión política que tiene implicancias económicas, y tiene que tener algún tipo de respaldo técnico en términos de que hacemos en distintos escenarios”.
En la misma línea agregó que hoy día sabemos perfectamente bien de cómo opera el sistema, y que a diferencia de lo que ocurría en dicha época, el economista tiene un diálogo más fluido con su interlocutor político. “Creo que hoy hay técnicos en economía independientemente de las ideas que tengan, que interactúan bien con los actores políticos que tienen las ideas y que inspiran las medidas. Y en la medida de que hay buenos economistas le pone un pie de página importante a cuáles son las restricciones. Yo creo que esa es la lección importante, y es que tiene que haber coordinación y cuando se pierde el liderazgo en esa coordinación aumentan los problemas en los países”, enfatizó.
Sobre la idea de culpar a la burguesía sobre el mercado negro, el economista señaló no estar de acuerdo en la creencia de un complot organizado. “Creo que los pequeños y medianos comerciantes que escondían cosas por la puerta de atrás. Eso no venía de la burguesía. Venía de la oportunidad de generar alguna renta adicional de parte de medianos y pequeños comerciantes, de manera que no había un complot organizado sino de una oportunidad de extraer una renta de un recurso. Eso es lo que uno aprende en el curso uno de economía, el incentivo a las personas. Y si las personas pueden obtener un redito a partir de una cierta acción por ilegal o inmoral que sea, lo van a hacer. Y por eso es mejor tener transparencia en los mercados que tener mercados con simulaciones de precios que no obedecen a la realidad”, sentenció.
Durante la intervención del economista Jorge Rodríguez, planteó que luego de 50 años de ocurrido el gobierno de la UP, existía la tentación de mirar dicha experiencia con los ojos de hoy. “Cuando en realidad corresponde tomar en cuenta cual era el contexto en que se dio esta experiencia política. Y quiero relatarla porque en esa época me correspondió estar en la FECH en cargos directivos junto a Jaime Ravinet. Y la verdad es que, en esa época, en la década de los 60, estábamos en plena guerra fría, con una URSS – que ya no existe – y que llevaba adelante un modelo distinto al tradicional capitalista. Era un régimen socialista con una dictadura comunista y que aparentaba tener un tremendo desarrollo, pero hacia adentro porque tampoco tenía apertura comercial, y al mismo tiempo ocurría esta revolución en Cuba, una revolución de jóvenes que se transforma en una situación en que en Chile – por lo menos – se comienza a debatir muy fuertemente un cambio en el sistema social en el que vivíamos”.
Rodríguez Grossi agrega que eran tiempos en que los gobiernos en el país estaban llevando adelante algunas reformas a pesar de problemas. “Se llevaba adelante una reforma agraria que había iniciado un gobierno de derecha como Alessandri; se llevó adelante un proceso de nacionalización parcial de la riqueza principalmente en Chile que era el cobre; hubo un desarrollo de la organización popular muy fuerte a través de las juntas de vecino, los centros de madre y de la sindicalización campesina Entonces uno comienza a entender como era absolutamente natural que desde la izquierda se iniciara un planteamiento respecto a un cambio de sociedad muy franco, muy sincero, donde lo que se trataba era abrir un camino distinto a la revolución cubana pero de construcción del socialismo vía chilena, es decir, a través del sistema democrático”, puntualizó.
Sin embargo, el economista destaca que ese planteamiento no era aceptado por la extrema izquierda, y si el planteamiento que´ se conoce el año 69 antes de elegir a Allende como candidato de la UP y donde el planteamiento principal, es que hay que cambiar de manos la propiedad de los principales medios de producción para pasárselos al Estado y de esa manera empezar a construir el socialismo en Chile. “Ese era el enfoque y hoy día cuando uno escucha hablar de nacionalización o estatización, me produce un recuerdo de 50 años atrás cuando ha pasado tanto en Chile y en el mundo. Me parece añejo completamente, pero la única manera de entenderlo, hoy en día, es recordar que en esa época había un movimiento fuerte por el cambio, para mejorar la distribución del ingreso, mejorar la pobreza sobre todo para sacar al campesinado de una situación social reprimida que son cuestiones que lamentablemente a pesar de todo el desarrollo que hemos tenido, aún permanecen en varios sentidos”, aseguró.
Pero lo que uno tiene que entender – agregó – sobre lo que ocurrió en la economía en Chile bajo el régimen de la UP no fue solo un manejo equivocadísimo respecto de la emisión de dinero, sino que fue un esfuerzo donde la política macro y micro-económica se puso al servicio de una estrategia de cambio de propiedad para avanzar hacia una sociedad socialista por medio de un Gobierno que había sido elegido por un poco más de un tercio de los votos. “Es decir, se trataba de un Gobierno minoritario que no tenía apoyo mayoritario en el Congreso nacional, y que trataba de hacer una reforma realmente importante, nada menos que cambiar de propiedad de manos del sector privado al sector público en prácticamente todos los sectores de la economía “, dijo.
Refiriéndose a materia de inversión, el economista planteó que a partir fundamentalmente del año 72 y 73, ésta cae brutalmente en Chile, cuya causa principal – indicó – las amenazas respecto de la propiedad de empresas. “¿Quién va a invertir? El Estado es el único que puede invertir, pero no puede esperarse que el sector privado invierta. Y este es uno de los elementos importantes a tener en cuenta cuando uno analiza los resultados de la economía bajo el gobierno de la UP porque el esfuerzo se mueve enteramente hacia el sector público. En el caso de la banca, ésta vende todo a través del poder comprador que estableció la CORFO donde prácticamente el 90% del sistema financiero quedo en manos del Estado. En el sector minero el Gobierno de Allende aprovecha la ley de chilenización y de que había un motivo de amplio apoyo político en el país para nacionalizar, y a través de una reforma constitucional termina nacionalizando las principales minas de cobre que ya habían sido compradas por el Gobierno anterior. A juicio del propio Sergio Bitar que ha sido un protagonista importante de la izquierda en la historia de Chile en los últimos 50 años, lo que hace el presidente de la republica respecto del pago a esta expropiación es prácticamente cero y un error táctico fundamental, porque se echa encima nada menos que al gobierno de los EEUU que tiene que defender a sus inversionistas cuando son expropiados y no son compensados. Entonces, cuando uno mira la estrategia y el plan económico de la UP, es básicamente llevar adelante un proceso expropiatorio en todos los sectores de la economía a través de un ejercicio democrático. Y la verdad es que no extraña los resultados que se obtienen. Yo cometería un error si dijera que la UP no tenía economistas que supieran lo que podía ocurrir con la inversión si se empezaba a expropiar empresas a diestra y siniestra empresas. Era una cuestión de perogrullo y no es cuestión de estudiar economía para entender que la inversión iba a caer. Tampoco me imagino que sabiendo que la mayor parte del financiamiento del gasto público se hace a través de emisión monetaria, esto no va a llevar a una inflación gigantesca”, enfatizó.
A lo anterior, agregó, se sumó el problema de escasez de productos. “En esa época se le atribuía a la escasez y a las colas que había que hacer para conseguir productos, a cuestiones de orden político. Pero la verdad es que es de toda lógica que, si hay una institución llamada DIRINCO que le está fijando un precio a un producto y que está por debajo del costo, que el productor no vaya a producirlo o tratar de venderlo”, señaló.
A pesar de todo ello, indicó, la UP insistió en esa política, y donde parte de las consecuencias fue una disminución del respaldo popular. “Entonces llegamos a la tragedia del año ´73 con una economía muy venida a menos. Había caído el producto, habían caído los salarios reales, había una escases muy grande y sobreviene lamentablemente el golpe de estado, que concluye con una estrategia económicamente fracasada”, planteó.
De lo sucedido, el charlista hace énfasis en la necesidad de sacar lecciones, donde una de ellas es la importancia de que, para garantizar la estabilidad de la economía, es necesario tener reglas del juego estables. “Porque si uno quiere inversiones de largo plazo tiene que dar garantía de estabilidad en la propiedad. Y si el día de mañana hay que expropiar, hay que pagar lo que corresponde. Y además si uno quiere que haya una economía de mercado, tiene que tener precios flexibles, porque si uno manipula los precios esa economía no va a funcionar bien. Sí uno quiere crecer hay que dar incentivos y abrir la puerta a la inversión privada. En esa época se leía en las paredes: Yanqui go home. Había un desprecio por la inversión extranjera y sabemos que eso ayuda a crecer, trae tecnología nueva, trae una serie de beneficios”.
Planteó luego cómo con consensos estables, es posible construir una sociedad común mejor. “Hoy día tenemos Banco Central autónomo, y gracia a eso la inflación esta del orden del 2% anual o sea no tenemos prácticamente inflación. Y gracias a que la institucionalidad le da iniciativa al ejecutivo en materia de gasto público no tenemos el riesgo de que se nos escape el gasto, prueba de ello lo que ha pasado con la pandemia y de cómo se ha llegado a acuerdo relativamente fáciles con técnicos de distintas tendencias políticas. Yo creo que hemos aprendido que, si uno quiere tener una mejor economía, una mejor distribución de ingresos, terminar con la pobreza etc., lo mejor es tener consensos estables y maduros de larga duración, de manera que la economía crezca con todos nosotros, todos estamos llamados a construir una sociedad de bien común”.
Y agregó sobre la necesidad de hacer todos los esfuerzos posibles para tratar de llegar a un entendimiento transversal enorme de manera de darle a Chile una estabilidad gigantesca hacia el futuro. “Porque la estabilidad fue la que nos permitió atraer inversiones chilenas y extranjeras y nos permitió durante muchos años crecer rápidamente y con eso ayudar mucho a los ciudadanos más pobres. Nosotros tenemos que ser capaces de construir un acuerdo nacional que permita tener mejor a los sectores socialmente atrasados. Creo que se ha avanzado mucho en esa materia, en materia educacional pero falta y tenemos que ser capaces de manejar la impaciencia por lograr más éxito con lo que finalmente es posible hacer desde el punto de vista económico y práctico. Y ese es el rol del Estado, de los ciudadanos y de los organismos privados como este centro, el de convocar a consenso como forma de crecer y de desarrollarnos”.
Ambos panelistas respondieron a la consulta sobre ¿Cuál fue la incidencia – especialmente a la exportaciones – de las restricciones al comercio exterior en el tipo de cambio? Por su parte Jorge Rodríguez señaló que cabía recordar que el tipo de cambio durante la UP rápidamente paso al mercado negro. “Y se llegó al valor de más de 10 veces del valor oficial del mercado paralelo. Por otra parte, había una caída muy grande en el precio del cobre en el año ´73 y eso pega fuerte en las exportaciones. En esa época era más relevante y por lo tanto la necesidad de cambiarse a dólar por culpa de la alta inflación hacia cada vez más escasos los dólares y nadie que tuviera que exportar y pasar dólares por el mercado oficial, iba a estar demasiado incentivado sabiendo que ese mismo dólar podía venderse 10 veces más caro en el mercado paralelo. Entonces de verdad la economía comienza en algún minuto a volverse completamente inmanejable, esa es la verdad”.
Riveros por otro lado manifestó su concordancia en ese plano. “En el comercio exterior teníamos tal grado de distorsiones con restricciones para todo el proceso de importación, con enormes aranceles. No hay que olvidar que los aranceles en promedio eran absolutamente gigantescos, con un control cambiario al mismo tiempo, por lo tanto, había distorsión total en el comercio. De manera que el precio del dólar no tenía nada que ver con el precio oficial, y todo esto se convertía en un tremendo desincentivo para las exportaciones, y por lo tanto la pérdida de reservas era algo que marcó el gobierno, por lo menos durante esos dos últimos años”.
A ambos expositores se les consultó sobre el peso de la burguesía como el papel de EEUU frente a la crisis económica en la UP y su caída final. Frente a ello, Rodríguez Grossi señala no olvidar la gran influencia de otros países más allá de EEUU en la época, tales como Cuba y la URSS. “Chile era un punto importante en el mundo en la guerra fría y efectivamente tiene que haber tenido influencia los norteamericanos, pero también los rusos, los cubanos y otros gobiernos extranjeros. Yo no puedo justificar el golpe militar, pero si entiendo que el desastre económico al que llegamos, que fue resultado de políticas económicas y básicamente del intento de hacer una revolución sin tener apoyo popular enorme. Era un gobierno básicamente de un tercio y lo que se trató de hacer, llevo a una situación económica absolutamente critica. Poder hoy día a ciencia cierta echarle la culpa a un gobierno extranjero por lo que ocurrió en chile es una cosa excesiva”.
Por su parte el profesor Riveros señaló estar de acuerdo con Jorge Rodriguez. “Yo creo que el gobierno de los EEUU intervino, les pasó plata a los camioneros, financió por aquí y por allá, pero eso no fue decisivo. Lo decisivo fue el desencanto de la gente. De gente que tenía que hacer cola desde temprano en la mañana para comprar un balón de gas, de gente que poco menos tenía que salir a luchar en la calle para pelear con otro para tener acceso al pan, a las verduras u otro elemento. Eso fue lo decisivo. El resto claro, se le atribuye al imperialismo, a la burguesía, pero no estaban metidos en el tema del gas ni del pan. Yo creo que fue la ineficacia de una gestión”.
Ambos expositores se refirieron además a la posibilidad de que la economía se hubiese recuperado durante el gobierno militar mediante la aplicación de un modelo diferente. Al respecto Rodríguez Grossi planteó que para sanear la economía no concibe otro modelo capaz de haberlo hecho. “La inflación lamentablemente tiene un remedio que es frenar la demanda y frenar el consumo, y eso a nadie le gusta porque la gente siempre trata de tener más. Y lamentablemente, para poder parar ese tremendo flagelo que teníamos, había que aplicar un freno gigantesco y lamentablemente ese freno provoca desempleo que es tremendamente negativo y doloroso. Ahora haber abierto la economía al comercio exterior provocó como costo el cierre de innumerables empresas, provocó desempleo, un costo que va junto con el beneficio de dar espacio a la generación de nuevas empresas y nuevas actividades que hoy las estamos viendo. Hoy tenemos una serie de productos que no se elaboraban en Chile en aquella época. Nunca me olvido – por el gusto por el vino – que en el año ´80 nosotros exportábamos 10 millones de dólares en vinos y hoy día se exportan más de 2500 millones de dólares gracias a este modelo de apertura al comercio exterior y de la eficiencia que se ganó gracias a la competencia como mencione antes. Y la respuesta es sí. Podría no haberse abierto la economía, podría no haberse privatizado un montón de empresas, pero lo que son las políticas macro y microeconómicas que nos permitieron sanear la economía chilena, yo no creo que haya habido otras alternativas”.
A ello agregó que es partidario de una economía social de mercado donde se preserva la libertad política y la libertad económica y la solidaridad social. “Ese es el modelo alemán que me encantaría que nosotros pudiéramos reforzar en Chile”.
Luis Riveros señaló concordar, sin embargo, cree que fue innecesario darle un apretón tan gigantesco al gasto social. “Ahora es cierto, ello habría retrasado el programa de ajuste pero se hizo de una manera brutal y total que eso abarcó educación, salud, previsión y se vino abajo con todo lo que tenía que ver con el gasto social. Ahora ese era un gasto indispensable, pero ¿Qué otra cosa se podía hacer? Si no era abrir la economía al comercio, reducir el tamaño del sector público, permitir la operatoria de los mercados, y por lo tanto reducir la incidencia del gasto público y del efecto de sobre inflación”.
Sobre la pregunta de la persistencia o no de la desigualdad, transcurridos ya 50 años de del gobierno de la UP, el economista Jorge Rodríguez indicó que la desigualdad es un fenómeno que podría ser peor todavía que lo que tenemos. “Hay un economista- Simon Kuznets – que señalaba que el fenómeno del crecimiento económico tenía una etapa donde la distribución del ingreso se echaba a perder brutalmente. Nosotros hemos crecido y se ha mantenido bastante malo la distribución del ingreso y no ha sucedió lo que decía Kuznets. Lo que digo es que podría haber sido peor, todavía. Entonces sigue siendo un desafío”.
En este punto el economista Luis Riveros indicó que, si bien hay factores que mejorar como es el tema de mayor descentralización, para lo cual es urgente trabajar sobre la base de consensos, se debe reconocer que el país ha hecho grandes progresos. “Nuestros indicadores sociales que son tan vilipendiados, han evolucionado bien, lo he destacado muchas veces: los gobiernos de la concertación hicieron un tremendo avance en materia de equidad y en disminución de la pobreza. Por supuesto que siempre es fácil decirle al otro mire cuanto tiene y por supuesto se genera un sentimiento de postergación. Pero creo que el país lo ha hecho muy bien y siento que el Estado tiene que concentrarse mucho más en esta tarea En la tarea de equiparar mejor las condiciones de los distintos sectores sociales”.
Riveros se refirió también el rol de Estado en el futuro de Chile, sobre lo cual señaló que ya no estaban los tiempos para más intervención estatal ni propiedad del Estado. “Lo que se necesita son más incentivos y que el sector privado deba ser bien regulado, con transparencia y reglas claras, para que no ocurran las cosas que han ocurrido, colusiones incluidas. Y naturalmente el Estado debe tener una mirada muy efectiva en eso, con un sistema de justicia mejor diseñado y mejor del que tenemos actualmente”.
Durante la fase de cierre, ambos expositores se refirieron a la necesidad de avanzar considerando el aprendizaje de la historia vivida. “Lo que nos ha pasado en los últimos 50 o 60 años nos genera una cantidad de lecciones que tenemos que tomarlas y aprenderlas y no volver a tropezar con las mismas piedras. Y eso solo se logra con franqueza, con respecto y con una búsqueda incansable de consensos que es lo que más falta hoy en día en la política chilena. La economía no es algo autónomo ni mucho menos de la política, es absolutamente dependiente de los climas, acuerdos y disposiciones a avanzar. Y creo que Chile tiene inmejorables condiciones – por lo que ha hecho en los últimos 30 o 40 años – para que siga siendo preferido por los inversionistas a nivel mundial. De manera que es tarea nuestra la de poder lograr estas condiciones en Chile de nuevo y no permitir que nos volvamos a polarizar como nos hemos polarizado en el pasado tan fuertemente y que ha traído tanta desgracia y mal”, indicó Jorge Rodríguez Grossi al finalizar.
Luis Riveros por su parte se refirió a la falta de un centro político. “Me parece que este tironeo en el país que pasamos del amarillo al rojo, del rojo al negro, me parece que no es el país en el cual queremos vivir. Y que gran conclusión es que pucha que es importante el centro político. Centro político que esta diezmado, así lo veo yo. Con esta tentación de ponerse banderas de un color o de otro y de encontrarnos todos enemigos contra los demás. A mí me parece que fortalecer el centro político es la lección número 1 que uno extrae de la experiencia de la UP”, concluyó.
Para acceder al encuentro en su totalidad se puede visitar el sitio de Youtube de El Dinamo
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