Repensando la Salud III:
Retos que deben enfrentar los Sistemas de Salud Modernos.
Por Héctor Sánchez y Manuel Inostroza
Los sistemas de salud modernos se terminan enfrentando tarde o temprano a un conjunto de retos. Autores internacionales y nacionales han identificado claramente estos desafíos y tendencias que se resumen sucintamente a continuación:
- El cambio demográfico y epidemiológico: Debido a la mayor expectativa de vida, ha aumentado la proporción de personas de edad avanzada, las cuales hacen un uso mucho más intensivo del sistema de salud. Las personas viven más, pero es más costoso mantenerlas vivas y tienen mayor probabilidad de adquirir enfermedades complejas y crónicas.
- La innovación tecnológica: Se refleja en una mejora en la capacidad de curar y manejar las enfermedades y con ello alargar la vida. A veces estos nuevos tratamientos son más efectivos, pero también más caros que los actuales. La innovación tecnológica también se manifiesta en terapias y tratamientos para problemas que antes no se podían tratar; así, problemas que antes eran fatales se transforman en condiciones tratables.
- El cambio en las expectativas de los pacientes y usuarios: Las personas exigen más de sus sistemas de salud. Ellos han dejado de ser receptores pasivos de las atenciones sanitarias. Por el contrario, esperan ser consultados, informados e involucrados respecto de cualquier toma de decisión por parte de sus proveedores de salud.
- El aumento en los costos en salud: Las tres tendencias anteriores son las grandes responsables de las crecientes necesidades de financiamiento del sector de la salud. Aun cuando los países han aumentado sus gastos en el rubro, los recursos nunca parecen ser suficientes.
Las tendencias planteadas anteriormente son compartidas por diversos autores. En el Cuadro 1 se presenta un resumen de algunas de estas visiones.
Cuadro 1: Revisión bibliográfica de retos para los sistemas de salud modernos
Para el caso del sistema de salud chileno, los desafíos y las tendencias sociales que debe enfrentar coinciden plenamente con las señaladas por los diversos autores mencionados. Es a partir de estos desafíos que necesitamos construir una estrategia de salud para Chile y cuestionarnos cómo se organizará el país para financiar y enfrentar estos retos.
En efecto, al analizar la magnitud y profundidad de estas problemáticas uno puede delinear algunas conclusiones que pueden orientar el análisis:
i.- No se trata de un problema del Estado o de los privados, sino que del país en su conjunto. Por ello es imposible imaginarse soluciones sin una clara interacción entre todos los actores públicos y privados, bajo diversas modalidades de organización y desde diferentes espacios.
ii.- Las personas tienen un rol fundamental para poder enfrentar los desafíos del perfil epidemiológico; esto en el entendido de que la gran mayoría da cuenta de sus comportamientos y conductas. Las estrategias sanitarias y los modelos de atención que se diseñen deben contemplar esta dimensión, iniciando las intervenciones en forma precoz con niños muy pequeños y en intensa interacción con los sistemas educacionales.
iii.- La sociedad, el diseño de las ciudades, los grandes proyectos urbanos y la concentración de las personas en grandes polos poblacionales son determinantes en el nivel de salud general. Lo anterior se refleja en temas como accidentes, violencia, alcoholismo y drogadicción. Finalmente, y no menos importante, tienen un gran impacto en problemáticas de salud mental, cuya prevalencia sobrepasa el 20% de la población.
iv.- El medio ambiente y la contaminación, en sus diversas formas, tienen un fuerte impacto en los niveles de salud de la población. Por lo mismo, es muy necesario enfrentarlos en forma decidida a través de políticas públicas adecuadas, acompañadas por fuertes inversiones y reconversión de los aparatos productivos del país.
Del análisis anterior se observa que en ninguna parte se menciona el sistema de salud propiamente tal, ni FONASA ni las ISAPRES, ya que a pesar de que son la parte visible del sector, son los que provocan el menor impacto salvo cuando es eficaz en el ámbito de formulación y ejecución de políticas de salud pública. Esto ocurre, por ejemplo, con los programas de control de obesidad, el etiquetado de los alimentos, el control del consumo alcohol1 o las leyes del tabaco 1, 2 y 3, las que están generando un fuerte impacto en las tasas de incidencia de nuevos fumadores con el consecuente efecto en los indicadores de cáncer, enfermedades respiratorias y derivadas. Todos estos ejemplos se mencionan para destacar que se traducirán en menos enfermos, menos demanda por servicios de salud y especialistas, y en menor costo en los sistemas de salud.
Lo anterior implica abordar el fondo de los problemas que actualmente tienen los sistemas de salud. Hoy se están atendiendo las necesidades de las personas con sus respectivos stocks de problemas de salud y con la consecuente inflación de costos de los seguros públicos y privados.
En cambio, la discusión de sus mejoras debiera enfocarse en un contexto más amplio y dable a generar consensos. Cuando nos concentramos en tratar de resolver en primera instancia si queremos un sistema de seguro único o de multi-seguro; o si queremos un sistema público, privado o mixto, se hace imposible avanzar en reformas sectoriales. En estos casos no hay ningún punto de encuentro y sí muchos de disenso, los cuales provienen fundamentalmente de distintas visiones ideológicas y sociales.
De entre los anuncios de la primera cuenta del Presidente Piñera, además de las necesarias y bien orientadas medidas que reforman el sector sanitario propiamente tal, se encuentran algunas iniciativas que podrían tener un impacto mucho mayor que estas si se implementan adecuadamente. A modo de ejemplo mencionaremos algunas tales cómo disponer de salas cuna para todos los niños del país; enfrentar los problemas de seguridad con nuevas políticas públicas a mediano y largo plazo, incluyendo los problemas de alcoholismo y drogadicción; o, por último, la extensión del metro a sectores de ingresos medios y bajos. Todas ellas tendrían un fuerte impacto en la calidad de vida y en la salud de esos grupos de la sociedad.
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1. La Ley de Tolerancia Cero ha disminuido en un 30% el número de muertes producidas por efecto del alcohol.
REFERENCIAS
Arredondo Paz, A. y otros, 2017. Construcción política del sistema de salud chileno: la importancia de la estrategia y la transición. Santiago: Instituto de Salud Pública de la Universidad Andrés Bello.
Benavides, P. S., Castro, R. L. & Jones, I. J., 2013. Sistema Público de Salud. Situación Actual y Proyecciones Fiscales 2013-2050. Santiago: Dirección de Presupuesto, Gobierno de Chile.
Blendon, R. & Desroches, C., 2013. Future Health Care Challenges. Issues in science and technology, 11.
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Hurst, J., 2000. Challenges for health systems in Member Countries of the Organisation for Economic Co-operation and Development. Volumen 78, p. 756.
Pearson, M., 2013. Health Systems and Cost Evolution, Santiago: OECD.
Rauch-Kallat, M., 2006. Reflection on the future of healthcare. En: 2050 a Health Odyssey: Thought Provoking Ideas for Policy Making. Brussels: Health First Europe, pp. 4-7.
Smith, J. & Walshe, K., 2011. Healthcare Management. London: McGraw-Hill Education.
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