Los Valores Humanistas Esenciales Para una Nueva Constitución

 Introducción

El Centro de Estudios Democracia y Progreso en su preocupación contribuir a la discusión sobre los valores que deben incluirse en una Nueva Constitución, reunió durante el 30 de enero a dos importantes intelectuales que aportaran con ideas y propuestas en el marco de la generación de esta carta magna. En la reflexión estuvieron dos ex rectores de prestigiosas universidades chilenas, el sacerdote jesuita, Fernando Montes y el economista Luis Riveros.

Un encuentro con representantes del Centro de Estudios Democracia y Progreso (CDP), presidido por Guillermo Le Fort, sostuvieron dos importantes intelectuales y académicos para reflexionar acerca de aquellos valores humanistas esenciales para una Nueva Constitución.

Al inicio, el dueño de casa señaló que, los contenidos de una Nueva Constitución son una preocupación para el Centro, lo que les ha motivado a considerar encuentros con representantes de diversas áreas, como una estrategia para buscar acuerdos que busquen fortalecer la democracia y las instituciones. “Hoy dirigimos nuestra mirada a los valores del humanismo, la libertad y dignidad personal, la democracia, la solidaridad, la tolerancia, la cooperación, el progreso integral inclusivo y sustentable, el respeto por el otro, la búsqueda de la verdad. Por mencionar algunos que aparecen citados en nuestra declaración de principios”, indicó Guillermo Le Fort durante la introducción del encuentro.

La primera participación correspondió al sacerdote jesuita Fernando Montes quien haciendo un análisis de la naturaleza humana, indicó que al hombre se le olvida que somos por esencia seres naturalmente culturales y que la cultura es evolutiva. Y es en este olvido donde radica el peligro. “Lo verdaderamente terrible es cuando hay un cambio de época, y se aceleran los cambios y se produce una configuración de hechos que hace que la cultura que vamos transmitiendo para vivir humanamente se rompe. La historia es lineal, pero hay momentos en ella en que se juntan una serie de hechos que generan una revolución, tal como fue en el siglo 15 con la invención de la imprenta; el descubrimiento de América y la primera globalización y se quiebra la iglesia y se fracciona Europa y el fin la edad media se acaba. Y hablo de esto porque si voy a hablar de humanismo tengo que meterme en el corazón de la gente y saber qué cultura se transmite y que cuando hay un cambio de época, como lo es hoy en día, la cultura tiembla”, indicó.

Prosiguiendo con la idea, Montes agregó que desde su punto de vista lo que ocurre en este tiempo es también un acelerado cambio producto de vivir en un mundo de las comunicaciones y de la información. “Y esto es clave para entender el momento actual de Chile porque según algunos autores hoy el capitalismo, tal cual lo conocíamos, ya no existe. Marx pensó en un capital, donde el dueño de la tierra tenía peones y esclavos y fue así como se formaron las clases sociales. Hoy en día el capitalismo es prácticamente financiero. Y las clases sociales hoy en día, no se dan por el sueldo que ganan ni por el dinero, sino por el acceso al conocimiento e información. Hoy las clases sociales están definidas de otra manera que antes, hoy la clase social la da el conocimiento. Y esto se ha extendido en Chile de una manera rapidísima y explosiva, porque tenemos una clase media extensa que pide dignidad, que pide vivir como clase media. Hace 60 años, era gente que no tenía idea de lo que se vendía en Falabella. Hoy en día no solo lo sabe, sino que lo quiere para ser alguien, y se endeuda con tarjetas de crédito, deudas que producen rabia, gestos explosivos, etc. Y, por otro lado, seguimos siendo una sociedad con una estructura clasista brutal, y esto es tremendamente explosivo.”, señaló. Tenemos todos una cultura clasista brutal. Tenemos una cultura de mercado neoliberal que piensa solo en el yo y donde lo económico es lo fundamental. El individualismo se exacerba, que está dominado por el ansia de tener más. Me tiene herido que el Gobierno pide que haya 3% al fondo solidario y la misma gente que alega contra las AFP pide que esa plata se la entregue a él y no a un fondo solidario. O que en la Cámara de Diputados sólo se hable de derechos y nada de responsabilidades. Y eso me parece una situación muy explosiva”, recalcó.

El sacerdote, si bien incluyó otra serie de temas en esta crisis, indicó que lo importante era saber aprovecharlas. “Tengo esperanza porque creo que se están tocando problemas reales y profundos y es el momento de pensarlo”, señaló.

En su intervención, el ex Rector de la Universidad de Chile, el académico Luis Riveros compartió la idea de la existencia de una crisis en la formación valórica. “Primero porque la familia se ha debilitado como institución por una serie de factores. Hoy los niños no reciben lo que antes, que era el ejemplo del padre o de la madre, de la mano que guiaba. Además, tienen una escuela que no es la de antes. Hoy ella es una entidad de instrucción y no de formación. Tenemos una serie de fallas en lo que les entregamos a los niños, porque nos sentimos satisfechos cuando saben resolver una ecuación de 2do grado o expresarse por escrito, pero no tenemos una mínima preocupación por la formación espiritual y profunda del niño, que tiene que entender principios como la solidaridad, tolerancia, igualdad de derechos, entre otros. Y noto que hay una gran tendencia materialista e individualista, producto de una formación deformada que han recibido. Y por lo tanto cuando se ve lo que se hace en las calles, ello es producto de la formación que hemos dado. Para ellos destruir un monumento no es nada, sólo representa una cosa, ya que nunca se les ha enseñado porqué están ahí y el valor para la trayectoria histórica.  Y ahí pagamos las consecuencias de esto que nosotros mismos no hemos corregido, porque requiere de correcciones que van más allá del horizonte político a corto plazo”, indicó.

El expositor también coincidió con el sentido materialista e individualista. “Una de las cosas que me sorprende con estudiantes de primer año, es que llevan un signo peso en la cabeza. Su inspiración es salir luego y trabajar. Antes nosotros queríamos cambiar el mundo, teníamos principios que defender. Y creo que ha sido culpa nuestra, ya que el debilitamiento de los valores humanistas se asocia en gran medida a este descuido que como sociedad  hemos estado induciendo a través de permitir el debilitamiento de la familia  sin, además, sustituir el rol tradicional e histórico de ella, como una educación que sea más acogedora y que ayude a la gente a insertarse en la sociedad, porque tal como dice Fernando, nosotros no nacemos con un piloto automático, y simplemente si no está esta guía y esta mano que nos conduce a través de la vida, probablemente que el producto final se dispare para cualquier parte tal como lo estamos presenciando hoy en día”, agregó.

Sin embargo, dijo que consideraba la existencia de una tendencia positiva, como el encuentro de los mundos del humanismo laico y del cristiano, antes dos vertientes consideradas completamente contradictorias. “Hoy hay más comprensión de los valores respecto de los principios que nos son comunes, como la tolerancia, la solidaridad, el estudio, la búsqueda de la verdad, la comprensión del otro, elementos que son tan importantes en una sociedad civilizada. Y por ello creo que aquí se ha echado de menos un rol más activo de la iglesia y masonería para defender aquellas cosas tan esenciales como son lo anterior, una educación que promueve el humanismo, nuestra educación no solo es mala desde el punto de vista de los contenidos y de lo instructivo que pretende ser, sino en la formación valórica de personas. Y creo que ahí no hemos hecho un esfuerzo suficiente que contribuyan a unir y no a dividir”, destacó Riveros.

El abogado Zarko Luksic, también presente en el conversatorio compartió plenamente los planteamientos señalando que, desde su punto de vista, la sociedad chilena estaba completamente dividida y estratificada. “Se ha perdido el sentido de la cultura y Nación, de lo que nos une, como el bien nacional de uso público que pertenece a todos. Y creo que, el debate constitucional es una oportunidad para unirnos en esos principios y valores que nos hagan sentir nuevamente nación y patria chilena. Por lo mismo creo que la nueva constitución debiera tener este capítulo que hable de los principios y valores, ya que se ha generado un debate donde un sector más bien liberal dice que no debe establecerse ningún tipo de principio ni valor. Creo que, sin ellos, se va a perpetuar en la disgregación que nos divide y que nos mantiene en posiciones individualistas”, planteó.

Guillermo Le Fort agregó que le parecía fundamental la idea del vacío cultural. “Si bien los valores los podemos definir y acordar, ellos no son sentidos por la comunidad en general, ni tomados como propios ni transmitidos a los niños. Y es uno de los daños profundos que nos hizo la dictadura y el quiebre institucional. Porque el concepto de patria empezó a ser identificado con ser de derecha y no con un sentido de casa común que debemos cuidar y compartir. Ahí faltan definiciones”, señaló.

Mauricio Olavarría, académico de la USACH, apuntó también al cambio cultural. “Quiero decir que estamos en un cambio de época que no surge el 18 de octubre, sino que es un proceso que se venía dando con la revolución de las comunicaciones, del mismo modo cuando surgió con la imprenta u otros avances tecnológicos, que generaron un estado de relaciones sociales distinto. Y sin duda, que la incorporación de todas estas posibilidades de comunicaciones ha desatado estas opciones de disponer de más información, y a partir de ello, actuar en el plano público. En consecuencia, se genera un cambio en las relaciones entre las estructuras de poder del estado y los ciudadanos. Hoy día sin duda, tenemos una sociedad más participativa, principalmente por este influjo de las comunicaciones”, aseguró.

Y junto con eso, está el tema del debilitamiento de las instituciones, agregó Olavarría. “Pero este debilitamiento de las instituciones no es un fenómeno sólo que nos compete a nosotros, es un fenómeno global, respecto del cambio en los estándares de participación, influido por las comunicaciones, que cambia las expectativas y en consecuencia todo el conjunto de valores que teníamos por dados, se debilitan, cambian y alteran”, sugirió.

El abogado Diego Lizama aseguró que compartía con los expositores que efectivamente su generación es una generación difícil e individualista, que piensa en alcanzar el mayor bienestar económico posible. Son parte de una sociedad exitosa que ha alcanzado los mayores avances en desarrollo económico de la historia de Chile, lo que ha creado grandes expectativas que no siempre pueden ser alcanzadas. “Ello ha generado una gran frustración, porque todos queremos tener un doctorado y poder ir de vacaciones a MIAMI todos los años, pero eso no siempre es posible.  El asunto es cómo nosotros entendemos la razón de este individualismo. Yo creo que más allá de un problema de formación y valores, es un problema de escepticismo hacia la religión, lo que ha provocado en definitiva una mirada sumamente individualista y materialista en mi generación. Probablemente los índices de personas creyentes hoy en día son sumamente bajos y puedan seguir bajando. Creo que es tendencia mundial”, opinó.

Para Fernando Montes sj el problema de la falta de valores no necesariamente se asocia a la disminución de la práctica religiosa y retroceso del cristianismo en la sociedad.  Los valores fundamentales son también encarnados en personas y en grupos de no creyentes.

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