Conversatorio Estado y Economía
- Con la finalidad de dilucidar el papel del Estado en la economía, considerando los actuales tiempos que se viven y el proceso de reforma constitucional que se avecina, es que el Centro de Estudios Democracia y Progreso, convocó a dos destacados expertos en el área para conversar sobre el rol del Estado para una mejor economía y las principales reformas que debiesen realizarse para avanzar frente a los desafíos futuros. Uno de ellos, el actual Presidente del Centro Democracia y Progreso, Guillermo Le Fort, economista de la UCH y Ph.D. en Economía, U. California, Los Ángeles; ex Director Ejecutivo en el FMI y ex Gerente de División Internacional en el Banco Central de Chile, y a Manuel Marfán Lewis, economista y académico chileno, exministro de Estado del presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle y exconsejero del Banco Central de Chile, cargo que desempeñó entre 2003 y 2013. Moderó el encuentro el economista de @PCP, Ernesto Tironi.
La primera exposición correspondió al economista Manuel Marfán, quien dividió su charla en 4 temas centrales, cada uno de los cuales contaron con varios ejemplos históricos para explicarlos.
El primero de ellos, estuvo orientado a desarrollar la idea de cuál es responsabilidad del Estado en su rol de mantener el control de economía en el corto plazo y con qué tipo de herramientas debiese contar para la recuperación del control perdido en momentos de crisis. “El tema del corto plazo es uno de los temas centrales que debemos discutir en la Convención Constituyente y que tiene que ver con las propias disposiciones que la Constitución Política le da al Estado y sus organismos por mantener esto, como es la autonomía del Banco Central, o las materias donde el Estado debe tener iniciativa exclusiva. En esto último, actualmente en Chile el Estado la tiene en temas vinculados a la política fiscal, al sistema de pensiones y al área financiera. Si bien el Congreso ha discutido hace poco la posibilidad de discutir el tema de materias exclusivas por medio de reformas constitucionales, lo cual es un resquicio para escapar de lo que la Constitución establece”.
Marfán agregó a este primer punto, a los esfuerzos que Chile tendrá que hacer en materia de descentralización y de regionalización. “Eso tiene un elemento muy particular de cómo hacerlo de manera de empoderar y dejar que se manifieste la identidad de las regiones, sin que las cuentas públicas se desordenen. Y este es un tema fundamental y la historia lo ha mostrado en Brasil, Colombia, Argentina y tantos otros de América Latina, que el empoderamiento de regiones sin la preocupación de mantener la política fiscal en orden es un desastre. Hay otros países que sí lo han hecho bien, como el caso de Francia, que inició un proceso de descentralización en 1980 con Francois Mitterrrand y que hoy día, 40 años después, tiene un país no centralista, como lo fue en su pasado y es un país que está avanzando con una tremenda rapidez para que sus diversas regiones manifiesten su identidad propia. Y uno de los elementos que han resguardado es el manejo fiscal. Y el manejo del equilibrio fiscal solo puede ser centralizado en cuanto a su responsabilidad política”.
Marfán enfatizó que todas estas normas son para que no se nos escape el futuro, que según señaló, es el gran problema que ha tenido la izquierda en América Latina”. En el Gobierno de la UP. por ejemplo, los grandes sueños se acabaron a fines del primer año cuando se descontroló la economía. Todo el resto del tiempo de Salvador Allende, fue tratar de recuperar el control que se había perdido. Y entonces cuando ello ocurre, pasamos demasiado rápido de los sueños a las pesadillas. Y ese es un tema fundamental: que el Estado tenga los instrumentos para que el control del corto plazo se mantenga bajo control. Es la única manera de mantener los sueños vivos”, enfatizó.
El segundo tema en abordar fue la necesidad de tener un Estado evolutivo. “Es importante considerar este carácter evolutivo que debe tener el Estado, considerando nuestro caso particular en la historia que estamos pasado de una situación de miseria masiva a una situación de clase media masiva. Y el Estado que se requiere es muy distinto en un caso que en otro y el Estado no ha hecho las modificaciones necesarias”, indicó.
En este mismo plano, agregó que el Estado en sociedades donde la miseria es masiva, tiene la complicación de cómo ir resolviendo salir de la pobreza, manteniendo la dignidad de todas las personas y al mismo tiempo ir construyendo las oportunidades que ese grupo no tiene. “Y la manera de hacerlo es normalmente con un Estado que provee lo que las familias pobres no pueden tener. Y eso tiene una serie de componentes que permite ser mucho más eficaz, cuando esas políticas están muy bien enfocadas hacia quienes realmente la necesitan. Pero cuando se tiene éxito y en muchas de esas familias logran salir de la pobreza, la sociedad de clase media no funciona de esa misma y tiene otras necesidades”, indicó.
Señaló que es importante abordar esto, porque cuando se vive en democracia, la clase media es el principal grupo elector. “Y en Chile hay un desapego de nuestra nueva clase media respecto de las instituciones del Estado, porque éste se estancó y no va en la dirección correcta. Entonces, ¿cuáles son las características en lo económico de este otro Estado? Básicamente, tratar de abordar y de asistir las principales pesadillas de la clase media, porque la clase media, por definición, es un sector que tiene resueltas sus necesidades básicas, pero que está obligada a seguir generando ingresos para no volver esa pobreza, porque no son ricos, con un patrimonio que les permita, sin generar ingresos, poder sostener un buen nivel de vida. Entonces estamos obligados a generar ingresos y a cuadrar la caja todos los meses. Y esa es la pesadilla: ¿Qué pasa si se enferma uno de los sostenedores del grupo familiar? O si hay una enfermedad catastrófica que requiera aumentar los gastos fuertemente; o ¿Qué pasa si un hijo que entra a la Universidad? ¿Qué pasa cuando deje de trabajar y jubile? Y éstas son las pesadillas que enfrenta la clase media en todas partes del mundo, con las aspiraciones de que los hijos tengan mejores oportunidades y no sufran de las discriminaciones o abusos que ellos sufrieron”, comentó.
Marfán agregó que es esta mezcla de abordar pesadillas y sueños lo que hace muy distinto el Estado y que se engloba en un concepto denominado Estado de Bienestar. “Pero la pregunta es cuál Estado de Bienestar, ya que, sin entrar en detalles, se puede decir que hay países que no tuvieron una miseria antes de desarrollarse y que son países que se nutrieron básicamente de inmigración como EEUU, Australia, Canadá o Nueva Zelanda. Pero los países de Europa occidental todos convivieron con miseria y opulencia al mismo tiempo. Y lo que muestra la evidencia actual es que los países que sí tuvieron evidentemente miseria masiva tienden a tener un Estado de Bienestar más grande y de mayor cobertura, y creo que eso responde a un proceso político de cómo se construye el Estado de Bienestar y parte por los recuerdo y las vivencias, como EEUU, que construyó su Estado de Bienestar a raíz de la Gran Depresión, y fue el momento que EEUU más avanzó”, explicó.
El tercer punto abordado por el experto fue el correlato entre el desarrollo productivo y lo que ocurre respecto a la estructura de la sociedad. “Pasar de la miseria a la clase media masiva tiene un trasfondo productivo. Se pasa de un país donde sobra gente a un país donde falta gente y que se manifiesta en el inicio de la inmigración o el aumento de la participación de las mujeres en el campo laboral, etc. y las lógicas del desarrollo productivo cambian. Y muchos países pasaron por eso antes que nosotros, como Inglaterra, Francia y EEUU. Todos esos países tuvieron los mismos problemas que tuvo Chile hoy en día, en el cómo poder resolver un problema de crecimiento considerando que es más fácil crecer cuando había abundancia de mano de obra y más difícil, cuando hay escases de mano de obra. Y este tipo de desarrollo productivo, que todas esas economías tienen y que Chile ni si quiera lo ha iniciado, es una cosa evolutiva. La principal característica de esa evolución es una forma productiva basada en la cooperación entre empresas, lo que hoy llamamos cadenas de valor, donde el éxito de cada una de las partes del sector depende de que todo el sistema funcione bien. Y si algo falla, todos pierden. Entonces esos elementos de cooperación productiva es una característica propia de todas esas economías que requirieron para seguir progresando. Y a Chile le tocaría ahora, con particularidades propias de la historia, pero con una serie de elementos comunes que recoger y de experiencias que aprender”, explicó.
Sin embargo, agregó que la cooperación no es automática, puesto que el instinto propio de las personas es desconfiar por lo que el único ente que tiene la capacidad de estimular la cooperación es el Estado. “Y así ha sido en todas las economías actualmente desarrolladas. La manera de resolver esa desconfianza es con el Estado presente como un facilitador que logre que la gente se coordine. Es más, hay más de 14 premios nobeles de economía que han trabajado el tema de la cooperación, discusión que en Chile no se toma y es un tema central de la discusión de los países desarrollados. Y es falso pensar que no hace porque acá somos distintos. En esto el Estado tiene un rol de facilitador y forma parte de la política industrial moderna, para facilitar los avances y modernización de los procesos de distintos sectores productivos”, indicó.
El último tema de su exposición tuvo que ver con la gestión estratégica en la tarea del Estado. “Desde 1980 en adelante los países desarrollados comenzaron a adoptar un instrumento propio de la gestión privada que es la Gestión estratégica, y que tiene que ver más bien con el desarrollo de una metodología de Harvard, propia de la gestión privada. Acá básicamente, el plan estratégico lo que se hace es pensar el futuro, imaginarse escenarios posibles, sus riesgos y oportunidades, para decidir qué hacer hoy día pensando estratégicamente para 3 o 4 años. Pero aquí en Chile cada vez que entra un nuevo Gobierno o cambia un funcionario, empezamos de nuevo en la estrategia a largo plazo, por lo cual no tenemos estrategia a largo plazo. Y en las economías desarrolladas el asunto de introducir forzosamente la planificación estratégica en la gestión pública es un tema de política del Estado”, enfatiza.
Marfán resumió todos estos temas en la siguiente idea. “Si a una persona le va muy bien en el colegio su futuro no es que, porque le haya ido tan bien allí, haya que dejarlo en el colegio para siempre. Hay que pensar que estos son procesos evolutivos y este proceso anterior en Chile fue muy exitoso porque pasamos de la miseria masiva a la clase media masiva. Pero seguimos en el colegio todavía. Y las políticas públicas y las formas en que funciona el aparato del Estado, es demasiado parecido a como tenía que ser y no como tiene que ser”, explicó.
En el turno del economista Guillermo Le Fort, la exposición estuvo basada en el documento El Estado en la Economía, publicado en el portal del Centro de estudios Democracia y progreso. Material que hace una reflexión conceptual acerca del papel del Estado en la economía, la que se debe complementar con otras dimensiones, incluyendo la dimensión política. “La Constitución Política del Estado es un marco general de normas básicas para las que debe existir un amplio acuerdo nacional que sea sostenido en el tiempo. En la Ley y no en la Constitución es dónde se deben expresar las distintas visiones ideológicas, políticas y programáticas que llevan a definir el modelo de desarrollo que es implementado. En ese sentido, el Estado que queremos no solo se define en la Constitución, sino que también en las políticas públicas que se expresan en leyes, decretos y reglamentos. El Estado que queremos es un Estado complementario al mercado, dónde ambos son necesarios y convergen para mejorar progresivamente el bienestar de la comunidad. El Estado debe estar presente en impulsar el desarrollo inclusivo, debe ser democrático y responsable, eficiente y subsidiario, y además constituirse en pilar de estabilidad para la sociedad”.
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En la sección de preguntas y respuestas, Manuel Marfán fue consultado acerca del rol del Estado en el incentivo de la cooperación en las redes de producción o comunitarias con el respeto de la autonomía de las personas y grupos intermedios. En este plano señaló que cuando él habla de cooperación, se refiere al papel del Estado en la estimulación de dicha cooperación, poniendo de ejemplo el impulso que dio el Estado de Italia en tiempos post Segunda Guerra Mundial, al sector manufacturero e industrial como agente facilitador entre partes potencialmente conflictivas. “En los países desarrollados eso forma parte de su sistema de vida, donde se da la cooperación para una mejor convivencia, pero también la cooperación para un nivel productivo, como pilares de la sociedad”, agregó.
A diferencia de esos países, agregó, nosotros tenemos una tendencia de pensar los procesos productivos en forma muy provinciana, sin ver lo que ocurre en otras partes. “Los procesos son de un Estado que interviene abiertamente en los procesos productivos, pero para ayudar al sector privado y no para estorbarlo. Se sienta en las mesas de las principales negociaciones que impliquen resolver una falla de coordinación. Hay una forma de mirar a la sociedad y a los procesos productivos, donde está demostrado matemáticamente, que la cooperación es una manera muy potente de elevar la productividad, lo que es el gran desafío que tienen economías como Chile donde hay factores que comienzan a hacerse escasos. El gran descubridor de esto fue Nash, el personaje principal de Una Mente Brillante que descubrió que el equilibrio más estable de todos es donde todos desconfían y nadie coopera, llamado el equilibrio de Nash. Entonces toda la teoría de juegos se ha desarrollado en ver como uno rompe ese equilibrio entendiendo que hay un equilibrio mucho mejor. Uno donde todos cooperan y donde todos ganan de esa cooperación. Y eso es lo que ha llevado a premios Nobeles de economía, a plantear estas ideas que acá en Chile casi no son tomadas en cuenta”, ejemplificó.
Sobre el mismo tema, el economista Guillermo Le Fort, indicó que, si bien tiene muchos puntos de acuerdo con Marfán, quiso profundizar en el punto de la cooperación. “Se requiere que los trabajadores estén dispuestos a cooperar con los empresarios y estos a su vez con los reguladores sectoriales, etc. Que se inicie una cultura en que se entienda que al final estamos todos en el mismo barco y que somos sujetos del mismo destino. El espíritu de cooperación no está vigente en Chile hoy. Incluso algunos grupos han tratado de aumentar su influencia sobre la base de la descalificación que destruye el diálogo. Ese es un problema serio de la sociedad chilena de hoy”.
Hay falta de dialogo y de capacidad de entenderse en base a ideas y conceptos. Creo que no deben quedar cosas fuera de la discusión y hay quienes quieren imponerse silenciando a otros, lo que es inaceptable. El Estado nuestro está funcionando mal porque la política está funcionando muy mal. Es relevante que la política nos permita llegar a acuerdos y a formar mayorías para formular ideas y programas que impulsen el desarrollo del país. Y ahí hay alguna esperanza de lo que pueda hacer el proceso constituyente para mejorar el proceso político”, señaló.